Te amo. Te amo no porque sienta eso que todos conocen como tal, te amo porque eres único en la cama. Te amo porque electrizas mi piel con el beso que asomas a mis pezones encrespados. Te amo porque adoro probar el manjar que tu miembro destila cuando tu saciedad es alcanzada por mi boca. Te amo porque tus manos encontraron mi caprichoso lado débil. Te amo cuando tu dedo juega a las escondidas en mis profundidades. Te amo porque tu lengua ha probado la espuma de mi vientre mientras duermo en el deseo ansioso de tu cama. Te amo porque las palabras no resultan obscenas si las susurras en mi oído. Te amo porque la objeción esta prohibida mientras me cedes el control. Te amo porque me inspiras a no amar mientras me entrego al sexo. Te amo porque aunque estoy contigo mi mente ha registrado una lista de amantes anteriores. Te amo porque sobre ti es un placer saludar al orgasmo. Te amo porque el calor engendrado en mi interior siempre varía. Te amo porque no hace falta luz para ver tu rostro encerrado en el globo del morbo. Te amo porque incluso al no amarte, el sexo me pide hacerlo. Te amo porque todo es como antes del amor después de un excitante encuentro furtivo.